Duelo
Existen muchos tipos de pérdidas y no todas están relacionadas con la muerte. Se puede pasar por el duelo tras la ruptura de una relación o después de que un familiar, amigo o persona querida se mude. Aunque el duelo no siempre está relacionado con la muerte, es ésta la que en la mayoría de ocasiones causa el dolor más fuerte. Incluso, no siempre el duelo se debe a la muerte de una persona. La muerte de una mascota puede provocar fuertes sentimientos de aflicción. Algunas personas se sorprenden por lo dolorosa que puede llegar a ser esta pérdida. Pero los lazos de amor que compartimos con las mascotas son reales y los sentimientos de pérdida y dolor que tenemos cuando mueren también lo son.
El duelo es un proceso psicológico que se da tras la muerte o desaparición de un ser querido. En el duelo podemos encontrar componentes emocionales fundamentalmente, pero también, fisiológicos y sociales.
En un principio no podemos considerar el duelo como un trastorno psicológico, sino como un proceso natural consecuencia de una pérdida. No nos tenemos que preocupar, puesto que es un proceso normal, el duelo nos prepara para vivir sin la presencia física de esa persona a la vez que mantiene el vínculo afectivo con ella.
Aunque los dos primeros años son los más duros, cada persona tiene su propio ritmo y necesita un tiempo distinto para adaptarse a su nueva situación. Durante este periodo, podemos crecer, convertirnos en personas más débiles o incluso enfermar, en función de cómo afrontemos la pérdida.
El duelo puede dividirse en cinco etapas, pero no se manifiesta exactamente igual en todas las personas, y cada una puede experimentarlo de una manera distinta. Hay tantos duelos como personas. Las etapas son:
- Negación: periodo en el que nos resulta difícil aceptar que el ser querido ya no está. Tendemos a pensar que está en otro lugar, esperando que aparezca por la puerta, que llame por teléfono en cualquier momento.
- Negociación: Todavía no nos creemos lo que ha sucedido, y durante este período es cuando hacemos promesas esperando que se nos dé otra oportunidad. En este momento podríamos dar y hacer todo lo que está en nuestras manos para que las cosas vuelvan a ser como antes y nos devuelvan lo que nos arrebataron. Tenemos miedo a afrontar la nueva situación, a vivir sin esa persona.
- Enfado: Nos frustramos y nos enfadamos porque no podemos controlar la situación, hemos perdido a alguien que amábamos y no podemos cambiarlo. Nos enfadamos con todo, con Dios, con los médicos, con la vida, y a la vez, buscamos culpables de la situación que nos ha tocado vivir.
- Depresión: Se da cuando comprendemos que no hay nada que podamos hacer, que ya no hay marcha atrás. En este momento nos sentimos tristes, impotentes, al darnos cuenta de la realidad. En este punto es muy positivo llorar, nos ayuda a liberar todos los sentimientos, y cada lágrima es valiosa y necesaria para soltar y descargar.
- Aceptación: Una vez hemos vivido y atravesado cada una de las etapas, aceptaremos que realmente se fue la persona que tanto amábamos, lo dejaremos marchar, a pesar del dolor que sintamos. A partir de este punto, debemos seguir viviendo sin esa persona, permitiéndonos empezar una nueva etapa y aceptando que todos moriremos en algún momento.
Es importante conocer los distintos sentimientos, sensaciones, pensamientos que podemos llegar a vivir durante el duelo. Si se alarga en el tiempo, sería conveniente pedir ayuda.
SENTIMIENTOS: tristeza, rabia, irritabilidad, culpa, autorreproches, ansiedad, sentimientos de soledad, cansancio, indefensión, shock, anhelo, alivio, anestesia emocional.
SENSACIONES FÍSICAS: molestias gástricas, dificultad para tragar, hipersensibilidad a la luz o ruido, sensación de falta de aire, debilidad muscular, pérdida de energía, sequedad de boca, trastornos del sueño o de la alimentación.
PENSAMIENTOS: incredulidad, confusión, alteración de la memoria, atención y concentración, preocupación, rumiación, pensamientos obsesivos, alteraciones perceptivas (ilusiones, alucinaciones, auditivas y visuales).
CONDUCTAS: alteraciones en la alimentación(comer en exceso o anorexia), alteraciones del sueño, sueños con la persona que se ha ido o la situación, distracciones, abandono de las relaciones sociales, evitación de lugares, conductas de búsqueda, suspiros, llanto, guardar objetos relacionados con la persona.
Todos estos sentimientos y reacciones son normales. Pero ¿Qué puede hacer una persona para superarlos? ¿Cuánto dura el duelo? Los duelos son procesos emocionales complejos que requieren paciencia y conocimiento de lo que vamos a vivir para no asustarnos, poder cuidar de nosotros mismos o de la persona cercana que sepamos que está atravesando esta situación.
El proceso completo puede durar entre 6 meses y 4 años. Sin embargo, es importante que las personas que están atravesando un duelo no pierdan las ganas de vivir. Si no te gusta la idea de seguir adelante, tal vez la idea de "continuar" te parezca más adecuada. A veces, puede ayudarte recordarte a ti mismo continuar haciendo todo lo que puedas por el momento. Permítete estar triste e intenta no escaparte de tus emociones. Pero continúa haciendo cosas que normalmente harías, como estar con amigos, ocuparte de tu mascota, practicar ejercicio o hacer tus tareas escolares u obligaciones.
Entre las personas que pueden ayudarte podemos destacar la familia y los amigos. Pero si sientes que tienes problemas para manejar tus emociones, pide ayuda.
Si tu dolor no disminuye después de un tiempo de la muerte del ser amado, es posible que necesites recibir ayuda psicológica. Si el duelo se transformó en depresión, es muy importante que se lo digas a alguien.
En cierta medida, es natural que una pérdida haga que las personas piensen en la muerte. Pero si la pérdida ha hecho que pienses en el suicidio o en lastimarte a ti mismo de alguna manera, o si sientes que no puedes continuar viviendo después de tu pérdida, es importante que se lo digas a alguien de inmediato.
La psicoterapia es una buena idea cuando las personas parecen quedarse más tiempo del esperado en una etapa o aferrados en un pasado que ya no existe y no volverá.
Maria R.S.
Me parece una descripción muy correcta del problema que yo estaba experimentando. A mí me ha ayudado mucho comprenderlo y usar las herramientas para atajarlo.
Alicia G.G.
La terapia me ha hecho comprender mis sensaciones y a poder controlarlas y manejarme en esas situaciones que no me hacían bien.