Depresión

Casi todos alguna vez, nos hemos sentido tristes, desolados, vacíos. Esto es normal. Pero cuando este sentimiento se extiende en el tiempo, con una duración de más de dos semanas, es necesario buscar ayuda.

En este caso, posiblemente estaríamos hablando de depresión, y no de tristeza.

La depresión es una enfermedad que afecta de manera física y mental, repercutiendo en mayor o menor grado en nuestra vida diaria. Puede afectar a cualquier persona y edad, sin diferenciar niveles económicos ni culturales.

Existen experiencias vitales que incrementan el riesgo de depresión.

​No todas las personas deprimidas presentan los mismos síntomas. Pueden variar en intensidad, en frecuencia y en duración. La gravedad de la depresión también influye en la manifestación de los distintos síntomas. Algunos de ellos, los podemos leer a continuación:

  • Sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad, o vacío.
  • Sentimientos de desesperanza y/o pesimismo.
  • Ánimo irritable y/o inquieto.
  • Problemas para experimentar placer, ni de disfrutar de aquellas actividades que antes eran agradables.
  • Bajo nivel de energía y fatiga.
  • Sueño alterado.
  • Apetito disminuido o aumentado.
  • Agitación o ralentización mental y física.
  • Sentimientos de inutilidad, de culpa y/ impotencia.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Pensamientos y/o impulsos suicidas.

La depresión es uno de los principales motivos de consulta. Con tratamiento psicológico mejoran significativamente 8 de cada 10 personas que la padecen.

¿Por qué es más recomendable el tratamiento psicológico frente al tratamiento farmacológico? Ante una depresión, los tratamientos farmacológicos actuales son más eficaces y se obtienen resultados más satisfactorios, si se complementan con terapia psicológica. Los estudios afirman que:

  • Sólo son efectivos en la mitad de los pacientes.
  • Se producen más recaídas tras el cese del tratamiento.
  • Su administración no elimina cierta patología residual.

En cambio, los tratamientos psicológicos, y en concreto, la terapia cognitivo-conductual, ha demostrado ser más eficaz y económica que la farmacológica. Sus beneficios: No supone ningún riesgo para la salud. No presenta efectos secundarios adversos. Mayor adherencia al tratamiento. Disminuye significativamente el riesgo de recaídas. Elevada tasa de recuperación.

 

Un psicólogo no sabe la verdad de la vida, no tiene fórmulas exactas, no es químico, tampoco es adivino, y menos tiene el don de leer tu mente.

  • ¡Comparte este artículo!

Comentarios

Maria R.S.

Me parece una descripción muy correcta del problema que yo estaba experimentando. A mí me ha ayudado mucho comprenderlo y usar las herramientas para atajarlo.

Alicia G.G.

La terapia me ha hecho comprender mis sensaciones y a poder controlarlas y manejarme en esas situaciones que no me hacían bien.

Roberto D.R.

Es importante entender tu problema si realmente quieres ponerle solución.

Envía un comentario

"Todo lo que pensamos repercute en lo que hacemos y sentimos."


"Todo lo que sentimos repercute en lo que pensamos y hacemos."


"Todo lo que hacemos repercute en lo que pensamos y sentimos."

Comenta!