En la actualidad sigue habiendo prejuicios acerca de qué es un psicólogo o en qué consiste ir al psicólogo. Muchos piensan que los psicólogos son aquellos que tratan a las personas cuando están locas. En ocasiones escucho "¿Yo?, Yo no voy a ir al loquero", o " Los psicólogos son para los que están locos". Otros, en cambio, creen que ir al psicólogo consiste en contarle lo que te pasa, que te den unas pautas y “¡tachán!”, con “su magia”, tu problema se tiene que solucionar.

Siento decirte que ir al psicólogo no es magia, y no te voy a “curar” como si fuera un hada madrina, y si lo que quieres son resultados rápidos, aunque cada caso es distinto, seguramente no sea posible. Esta creencia está basada en la sociedad en la que vivimos, donde la eficacia tiene un papel muy importante. Acudimos a un profesional esperando una solución y resultados YA.

Aunque es muy difícil apartar o dejar a un lado todos estos prejuicios o estereotipos, aportando mi granito de arena, quiero intentar dar una visión más acertada del papel del psicólogo en la sociedad actual.

Cuando llevas sintiéndote un tiempo mal, en el que quizá no eres consciente, y si lo eres, tratas de poner todo de tu parte para cambiar ese malestar o esa situación que te está haciendo sufrir, y te das cuenta que tú solo no puedes, significa que ha llegado el momento de pedir ayuda.


¿Qué es un psicólogo?

Un psicólogo es aquella persona a la que puedes recurrir cuando descubres que tú solo no puedes. No es un amigo, puede ser objetivo. No es un confidente, pero todo lo que le cuentes, lo guardará por la confidencialidad que requiere su profesión. No es un juez, su labor no es posicionarse a favor o en contra de lo que le comentes.

Un psicólogo no sabe la verdad de la vida, no tiene fórmulas exactas, no es químico, tampoco es adivino, y menos tiene el don de leer tu mente.

Un psicólogo es un científico del comportamiento humano, que te enseña las técnicas y estrategias psicológicas, con el objetivo de que cuentes con las herramientas necesarias para reconocer tus problemas, afrontar los obstáculos para su superación, y completar este proceso de forma equilibrada.

Iniciar una terapia psicológica requiere tiempo y, sobre todo, esfuerzo y compromiso por ambas partes. Estamos hablando de un proceso de CAMBIO. No puedo decirte cuánto durará este proceso, y no porque no quiera, sino porque depende de cada persona, de su empeño, motivación e implicación.

En cada primera sesión me gusta explicar cómo funciona la terapia, en qué consiste ir al psicólogo, dar información sobre el proceso y ajustar las expectativas de la persona a la realidad. Trato de desterrar falsas creencias como, por ejemplo, que el psicólogo con su bola de cristal me va a leer la mente o que con su varita mágica “curará” o resolverá todos mis problemas.

En ocasiones, la persona que sufre no es consciente de ello o no ve los síntomas con claridad, o incluso, en algunos casos, puede llegar a negar que tiene un problema. En otras, no se encuentran con las fuerzas necesarias para acudir a terapia.

Si un ser querido está sufriendo, no lo deje solo, háblele sobre su preocupación, y, sobre todo, ayúdele poniéndolo en manos del especialista. ¡Acompáñelo! Los miembros de la familia y amigos de confianza pueden participar en el tratamiento.