Ansiedad
La ansiedad es una emoción natural y adaptativa, presente en todos los humanos. Esta respuesta del organismo es adaptativa, siempre que sea proporcionada al estímulo (situación) que lo desencadena. Ya que nos ayuda a protegernos, poniendo en marcha una serie de mecanismos fisiológicos como por ejemplo, aumento del latido cardíaco, aumento de la respiración, tensión de los músculos, etc. Estos cambios preparan al cuerpo para escapar rápidamente del peligro, o por el contrario, para enfrentarse.
Hablamos de una ansiedad desadaptativa, cuando se superan los límites, convirtiéndose en un problema de salud, impidiendo el bienestar de la persona, e interfiriendo significativamente en las actividades de la vida cotidiana, en sus actividades familiares, sociales, laborales o intelectuales. ¿Qué sucede en este caso? Que se perciben peligros donde no los hay, respondiendo nuestro cuerpo de una manera injustificada. Por ejemplo, se activan los mecanismos fisiológicos mencionados anteriormente, ante situaciones que no suponen una amenaza real o incluso, en ocasiones, sin razón aparente.
Más de un 15% de la población general llega a sufrir alguna vez a lo largo de su vida algún trastorno de ansiedad, que consiste en una serie de reacciones (a nivel cognitivo, fisiológico y motor) demasiado intensas, demasiado frecuentes, o simplemente poco ajustadas a la situación en que se encuentra la persona. Estas manifestaciones llegan a ser patológicas en muchos casos, dificultando la vida normal o haciéndoles sentir experiencias muy desagradables en algunas situaciones.
Si al leer esto, crees que tu problema está relacionado con la ansiedad, y además tienes alguno de los siguientes síntomas, no dudes en solicitar ayuda psicológica.
A nivel cognitivo: miedo, preocupación, imagen negativa de ti mismo, temor a perder el control, dificultad para concentrarte o pensar, agobio, inquietud, inseguridad, sensación de vacío.
A nivel fisiológico: taquicardia, temblor, opresión en el pecho, dificultad para respirar, molestias en el estómago, náuseas, sudoración, tensión muscular, sequedad de boca.
A nivel conductual: evitación de situaciones que temes, te quedas paralizado, intranquilidad, lloras, realizas movimientos torpes, fumas, comes o bebes en exceso para tratar de solucionarlo.
La terapia cognitivo-conductual es muy útil para el tratamiento de los trastornos de ansiedad.
La parte cognitiva ayuda a las personas a cambiar los patrones de pensamiento que dan lugar a sus temores, y la parte conductual ayuda a la gente a cambiar la manera en que reacciona ante las situaciones que provocan ansiedad.
Maria R.S.
Me parece una descripción muy correcta del problema que yo estaba experimentando. A mí me ha ayudado mucho comprenderlo y usar las herramientas para atajarlo.
Alicia G.G.
La terapia me ha hecho comprender mis sensaciones y a poder controlarlas y manejarme en esas situaciones que no me hacían bien.